23 de mayo de 2015

Slán go fóill!

Como sabía Machado y canta Serrat: «Todo pasa y todo queda»; y, como pasa con todo, no queda más que despedirse.

Han sido nueve meses veloces e increíbles, con gente, momentos y lugares inolvidables.
Podría extenderme y disertar sobre todo lo que ha supuesto el erasmus —que por cierto, animo encarecidamente a todo aquel que dude entre si hacerlo o no a lanzarse a la aventura—, nombrar amigos y compañeros, contar experiencias, etc., pero no hay nada peor que una despedida larga y melodramática, así que dejaremos los detalles a la imaginación.

En cuanto al blog, esta suerte de diario virtual que comencé por tener algo que escribir sin saber muy bien el qué, la cosa ha salido mejor de lo que pensaba. Podría haberlo llevado más al día, sí, pero también menos, y además, con un total de 12 entradas y 1.136 visitas me doy por más que satisfecho.


Costará dejar atrás las nuevas amistades y adaptarse a terribles contratiempos como la falta de pintas a 2€ o la carencia de grandes parques con simpáticas ardillas y césped por todos lados (no así al clima mediterráneo o a las persianas —sigo pensando que hacen mucha falta—). Pero todo se andará.

Así pues, con poco más que decir y mucho más que meter en la maleta, por última vez, desde Dublín, me despido.

Gracias a los lectores habituales (sí, mamá, va por ti) y a los espontáneos también, ¡qué diantres!

Vale.