27 de septiembre de 2014

Nocturnidad y alevosía

¿La comida, el clima, los precios? ¡Bagatelas!
Uno puede cambiar la paella por el Irish stew, los días de sol radiante por un elegante paraguas o aprender que subir al autobús equivale a involucrarse en un atraco silencioso.
A lo que es imposible acostumbrarse es a la falta de persianas hechas y derechas.

Desconozco si existe algún apartado en la constitución de la República Irlandesa que prohiba su uso so pena de ejecución, pero la ausencia de nuestras amigas es ciertamente inquietante.
Allá donde mires sólo encuentras persianas americanas que bajan apesadumbradamente la cabeza, conscientes de que no son más que una copia barata creada en exclusiva para oficinistas y voyeurs.

Mirón con persiana
Hitchcock las tenía en casa

20 de septiembre de 2014

Dublín: todo y más

Dublín es, ante todo, una ciudad de contrastes. Tan pronto te encuentras en el Phoenix Park —el parque urbano más grande de Europa— como giras dos esquinas y llegas a una zona pobre y marginal. A pesar de esto el centro de la ciudad es un hervidero de vida y cultura con cientos de cosas que hacer y visitar, así que para no perderse nada, aquí va una lista de todo lo que hay que experimentar.

♧ O'Connell Street

Esta calle es el centro neurálgico de Dublín, es lo que serían las Ramblas a Barcelona o el Paseo de la Castellana a Madrid. Si te das un paseo verás diversas estatuas erigidas en honor a varios héroes irlandeses, tales como Daniel O'Conell, también conocido como The liberator, o James Larkin.

Monumento a O'Conell
Tanto esfuerzo para que se me caguen las palomas...

16 de septiembre de 2014

Maletas con malta

¡Ah, Dublín! La que fuera cuna de tan insignes escritores como Joyce, Swift, Yeats o Beckett será mi ciudad durante el curso que acaba de dar comienzo.

Después del vuelo con Ryanair —que dicho sea de paso, fue tan cómodo como puntual— llegué a casa, y al abrir la puerta me encontré con una chica alemana, una americana, una china y una japonesa, todas tendidas plácidamente en el sofá mientras visionaban una desgarradora cinta que trataba con gran ingenio las contrariedades amorosas y sociales por las que todo buen adolescente americano pasa en el instituto. No, lo de las nacionalidades no es el inicio de ningún chiste con bares de por medio, sino mis compañeras de piso. Bueno, para ser sincero, de todas estas la estudiante alemana es la única que cohabita conmigo pues las demás se hospedan en la casa de al lado, pero eso es ya otra historia.